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Aproximación a las relaciones de poder en la red (página 2)



Partes: 1, 2

 

2. Relaciones de poder en la
red

Para la comprensión de las relaciones de poder
existentes en la red, y prever sus posibles
cambios históricos en el tiempo, es
necesario analizar la evolución habida en la sociedad.

2.1 Cambio de
sociedad: De la sociedad postindustrial a la sociedad
red

A las sociedades
contemporáneas se les puede clasificar atendiendo a sus
modos de
producción, en: capitalismo y
estatismo (comunismo, o
"colectivismo" -Bell-), y en cuanto a los modos de desarrollo:
industrialismo e "informacionalismo" (Castells). Aunque en este
último aspecto, desde un posicionamiento
estrictamente contemporánea, se puede distinguir, entre:
preindustrialismo, industrialismo y "postindustrialismo"
(Touraine) o informacionalismo.

El periodo preindustrial comprende hasta finales del
siglo XVIII, desde este momento hasta mediados del siglo XX
(década de los sesenta), se desarrolla la
industrialización, y desde el último tercio del
siglo XX, principalmente, se inicia el informacionalismo. El
periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XX hasta la
crisis del
petróleo, a mediados de los setenta, se le
podría denominar postindustrialismo, porque durante este
tiempo se comienza a producir un amplio y significativo cambio
tecnológico, de innovación evolutiva, que última en
un estadio de desarrollo específico, (y con el tiempo
adquirirá igual o mayor notoriedad que el industrialismo,
y por ello, sería incorrecto mantener por más
tiempo la terminología de postindustrialismo, que el
propio Touraine acepta hacerlo por el término de "sociedad
de la información" (Touraine: 2002, 44). Mientras
que a nivel social, se distinge entre sociedad industrial, que se
desarrolla conjuntamente con el modo del industrialismo, de un
subtipo de sociedad de producción, y que evolucionó, tras
la primera guerra
mundial, durante el periodo postindustrialismo hacia la
sociedad de consumo, y que
posteriormente con la revolución
tecnológica digital se transforma en la sociedad digital o
"sociedad red" (Castells). Actualmente, por tanto, se está
dando paso de una sociedad postindustrial y de consumo a una
sociedad red y de ocio.

Las sociedades están organizadas en torno a un
proceso
humano, que están a su vez estructuradas por relaciones de
producción, experiencia y poder determinadas
históricamente (17). La producción consiste
en la actividad económica de la humanidad de
expropiación y transformación de la naturaleza en
bienes,
mercancías y servicios para
ser consumidos y acumulados sus beneficios de forma desigual,
para poder invertirse, siguiendo las modas establecidas por la
sociedad. Mientras que la experiencia es la acción
desarrollada por los sujetos sobre sí mismo, y está
determinada por sus identidades biológicas y culturales e
interrelacionada con su entorno social, en la búsqueda
normal de satisfacer las necesidades imperantes en la sociedad.
Mientras que el poder se establece en torno a las relaciones
sociales entre sus miembros, basándose en la
producción y la experiencia, y en emular a unos sujetos
con respecto de otros, que siguiendo determinados mecanismos
políticos, por consenso o violentando el orden
establecido, se erigen en representantes, gestores, guías
y controladores de la sociedad, a nivel local, regional, nacional
e internacional.

Asimismo, habría que pensar que la
producción se organiza en relaciones de clases que definen
el modelo, por el
cual algunos sujetos, basándose en su posición
privilegiada en un determinado proceso de producción,
deciden desigualmente el uso y reparto del producto
nacional obtenido en lo referente al consumo y a la inversión. La experiencia se estructura en
torno al orden social de clases, y en menor medida de genero, y
organiza la historia en torno al
Estado, la
iglesia y
la familia. El
poder se fundamenta en el Estado, y
lo ha sido de la iglesia en el mundo occidental, como lo es
actualmente de ciertos países del ámbito
mulsumán (Iran, Arabia Saudí…)…, y su
"microfísica del poder" (Foucault) o
"institucionalización de la violencia"
(Castells), a través de las instituciones
y las organizaciones
oficiales/gubernamentales, que se difunde por toda la sociedad,
desde los lugares comunes del trabajo hasta
los específicos hospitales, "encerrando a los sujetos en
una apretada estructura de deberes formales y agresiones
informales" (Castells: 1998, I, 41). Y, es precisamente sobre
este peculiar tipo de organización de sociedad, sobre el que
incide directamente las nuevas
tecnologías de la información/comunicación, pues el desarrollo de un
nuevo modo de desarrollo, el informacionalismo afecta sobre la
estructura
social, transformándoles en un nuevo tipo de sociedad,
dando paso de una sociedad industrial a una sociedad red). Y,
históricamente, en cuanto al modo de producción ha
favorecido, en el último tercio del siglo XX, la
reestructuración del modo capitalista de producción
hacia un nuevo capitalismo, que está caracterizado por
la
globalización de la economía en tiempo
real, la conjunción (no homogenización) de varias
formas sociales y políticas,
que se renueven permanentemente (18), y que en
expresión de Nicholas Negroponte, se puede decir que se
comienza a vivir de forma generalizada y creciente en un mundo
que se ha vuelto digital (inicio de la era digital).

La modificación de las estructuras
socioeconómicas desarrolladas en Europa desde
principios del
siglo XVIII, crearon las condiciones necesarias que
posibilitaron, con la innovación
tecnológica, de la máquina de vapor, la
hiladora de varios husos, el proceso Corts en metalurgia, y
de forma general por la sustitución de las herramientas
por la máquina, en Gran Bretaña (19), la
primera revolución
industrial (20), y cuya condición básica
es la sustitución del trabajo artesano por el de la
máquina fabril, y la división del trabajo para
lograr una mayor productividad, y
es por todo ello que a este periodo se le denomine sociedad
industrial o productiva. Y la segunda revolución
industrial, se produce unos cien años después, a
finales del XIX, con el desarrollo de la electricidad, el
motor de combustión interna, la química basada en
la ciencia, la
fundición de acero eficiente,
y el inicio de las tecnologías de la
comunicación, con la difusión del
telégrafo y la invención del teléfono. Entre ambas evoluciones
tecnologías se puede constatar, que existen continuidades
y fundamentales coincidencias, así como algunas
diferencias críticas, y de estas últimas la
principal sería la importancia decisiva que adquiere el
conocimiento
científico para crear, producir, y dirigir el
desarrollo tecnológico desde 1850 (21).
Posteriormente, en el último tercio del siglo XX, se
produce una nueva revolución tecnológica
(22), con internet, dentro de un
profundo cambio geopolítico mundial, con el fin de la
guerra
fría, con la autodesintegración de la
Unión Soviética (con el obvio apoyo
norteamericano), y la consolidación de los Estados Unidos
como la única superpotencia actual, de una sociedad
caracterizada por la globalización en tiempo real a
través de internet (cibersociedad), y una economía
igualmente globalizada (nueva economía), y a esta sociedad
es a la que se le denominará cibersociedad o "sociedad
digital" (Castells) (23), o sociedad red, por encima del
eufemístico término de sociedad del conocimiento o
sociedad de la información (24). Aunque si
atendemos al modo de consumo, se puede indicar que con el
industrialismo coexiste una sociedad de producción.
Mientras que con el final del industrialismo y el principio de la
postindustrialización se desarrolla la sociedad de consumo
(25), y con el inicio de la era digital o era red se
desarrolla inicialmente una sociedad de "ocio red"
(Fernández Carrión).

2.2 La globalización: clave del nuevo poder
red

La palabra globalización ha pasado de ser un
concepto
desconocido en el mundo académico… y social, a ser
omnipresente. En el debate sobre
la globalización, a nivel sociológico, se distingue
dos fases: una primera, principalmente de índole
académica, que se desarrolla hasta mediados de los
noventa, en la que destaca la discusión acerca de la
existencia o no de la globalización, y en la que algunos
teóricos eran partidarios de que si el término
aparecía con creciente frecuencia, no describía una
realidad concreta, mientras que otros indicaban que la
concepción global tenía su origen en el pasado, a
finales del siglo XIX, en el que se produce un intercambio
internacional de divisas,
así como se introduce la migración
en masa de un país a otro, sin necesidad de un pasaporte
para circular por la mayoría de ellos; pero algunos otros
autores remontan sus orígenes en un pasado mayor, al
periodo histórico del imperio romano, o
al inicio de la Edad Moderna,
con la formación del Estado y "la mundialización de
la economía por España"
(los austrias en España: Felipe II…) –como esto
último lo señala Paul Hirts y Grahame Tompson
(1996), y por el contrario existen autores que indican que la
globalización comienza precisamente con la
revolución de las tecnologías de la
información, pues es en ese momento cuando realmente se
han conformado las nuevas infraestructuras globales que
introducen un peculiar y especacular cambio político y
económico, así como cultural y social de la
sociedad (y es en este proceso inicial de transformación,
en el que nos encontramos). A todos ellos se le denominó
"escépticos de la globalización", pues aún
entendiendo la existencia de la globalización, eran
escépticos sobre la posibilidad de que estuviera
ocurriendo un cambio real e importante en el mundo. Pero, a
partir de este primer periodo o fase, a finales del siglo XX, se
ha comenzado a desarrollar diferentes estudios sobre los cambios
registrados en la economía global (Josep Stingliz…), en
la sociedad, y en la política a nivel
global (Touraine, Giddens…, y Castells (26).), y todos
ellos resaltan que la globalización es muy distinta a
cualquier otro fenómeno anterior similar.

A finales del siglo XIX se inicia la primera "era"
(Giddens) o mejor dicho etapa de la propia era de la
globalización, por lo que en el último tercio del
XX, se forma la segunda etapa (27), en la que se pasa de
un simple debate intelectual a la defensa y al ataque directo de
la misma, desde los salones de reuniones hasta las
manifestaciones en la calle, y de ésta última desde
Seattle a Praga, pasando por los acontecimientos de Gotemburgo.
La globalización ha conformado un nuevo mundo, por tanto
somos la primera generación que vive en una verdadera era
global. La economía global está actualmente
más integrada que nunca, aunque persista la
regionalización comercial. En este mismo sentido los
mercados
financieros operan globalmente, las veinticuatro horas al
día, y son distintos a los del pasado. Además, la
globalización no es exclusivamente económica, es
igualmente política… y cultural, y es por esto, y por
iniciativa y propósito de su ventor los Estados Unidos,
que la globalización afecta a las pautas de soberanía mundial y por ende de cada
país, al contrario del criterio de Giddens, de que la
globalización "no es una tendencia única y no tiene
una causa única" (Giddens: 2003: 76), hay que
señalar que ha sucedio y sucede al contrario que es
"unidireccional", pues sigue una única dirección y tendencia (aunque se nutra de
distintos procesos de
funcionamiento técnico y operativo), y además tiene
una única causa, geopolítica, la de dominación
global.

El factor clave de este proceso es la
globalización de capital, de la
producción y de la distribución de mercancías, bienes y
servicios –según Giddens-, y como se ha
señalado es igualmente político y cultural, por lo
que este proceso de cambio, se produce en un ámbito
especial de incertidumbre al conocido hasta entonces, y se ha
extendido desde el mundo laboral hasta el
familiar (28). Por ello "la globalización es un
conjunto de cambios diversos, con diversas consecuencias en
nuestras vidas, unas destructivas y otras constructivas"
(Giddens: 2002, 92). Y, aunque no existe determinismo
tecnológico, en la medida en que son las relaciones
sociales las que marcan a la sociedad en su conjunto, igualmente
hay que resaltar la idea de que la tecnología sea
simplemente una expresión o un resultado de las acciones
sociales o de la sociedad en general (como apunta
Castells).

Para Chomsky que es más crítico con el
concepto y el sentido que ha adquirido la globalización,
la define con los siguientes términos: "Su interés es
el capital (ante todo, el capital financiero); las personas son
secundarias. El sentido técnico de la globalización
es el de una forma concreta de integración internacional impuesta durante
los últimos veinticinco años, más o menos,
por las grandes potencias, principalmente por Estados Unidos, y
sus instituciones, el Banco Mundial
y el FMI" (Chomsky:
2002, 122), que pretende establecer una sociedad uniformemente
configurada y dependiente (29).

No es una perogrullada confirmar que nada surge de la
nada, todo tiene un principio y un fin, y por esto un poder
supranacional consensuado, se inicia con la creación de la
Sociedad de Naciones (30), tras el fracaso negociador
producido en la segunda guerra
mundial, y bajo la especial presión de
los Estados Unidos, se disuelve el 18 de abril de 1946, y
traspasa su misión a
la ONU (31),
precisamente en suelo
norteamericano, y con los Estados Unidos como sus creadores,
promotores, valedores y pieza decisoria en la directriz y
resoluciones que se toman en ella.

Durante la dominación norteamericana sobre el
mundo capitalista en su conjunto, la sociedad industrializada, y
la mayor parte de países en vía de desarrollado en
particular, con una desigual guerra
fría contra la Unión Soviética y los
llamados países satélites,
se desarrolla una revolución tecnológica sobre un
nuevo medio de comunicación de aplicación mundial,
y desconocido hasta el momento: internet.

Las políticas económicas mundiales
defendidas por el G8 en particular, promueven la
conservación de un orden político protector de las
más grandes empresas, que se
encuentran concentradas fundamentalmente en los Estados Unidos
(32), y que lógicamente defiende directa o/e
indirectamente los intereses exclusivamente norteamericanos
(33). En este sentido, los dirigentes políticos de
los principales países desarrollados reunidos primero en
el G7 y posteriormente en el G8 (tras la incorporación a
este último foro mundial de Rusia), y las
grandes organizaciones financieras internacionales defendieron el
libre mercado en su
mayor extensión, para la comercialización mundial sin
barreras.

Frente a la creciente dinámica de dependencia internacional,
impuesta por la globalización, es necesario que los
gobiernos controlen y regulen el poder económico y el
comportamiento
empresarial nacional e internacional que le afecta directamente,
pues de lo contrario puede generalizarse en todo el mundo, la
situación existente en los Estados Unidos, de que el poder
de las grandes empresas y ciertos particulares influyan en las
elecciones, marcan un proceso no democrático
(manipulación política que es criticada por McCain,
oponiéndose a este sistema de
donaciones electorales). Pero en el momento que parece que puede
solucionarse el problema, surge otro, como es la
involucración del tercer sector (defendido por Stigliz,
Giddens…) u otros grupos de la
sociedad civil
en la política activa, y entonces la globalización
ha podido degenerar el sistema de participación,
manteniendo intencionadamente el anonimato de los nombres de los
agentes del tercer sector, por lo que incluso conociéndose
la historia empresarial de un país, se hace imposible
establecer la relación entre la causa y el efecto, y en
particular la autoría de cada acción.

Es imprecisa la afirmación de Touraine de que "no
entiende por qué las técnicas
de la información [pertenecientes o están en
"manos" de las empresas de las telecomunicaciones e informática] no conllevaría una
concentración del poder, como la que realizaron las
industrias
petrolíferas y automovolísticas" anteriormente
(Touraine: 2002, 30-31), pues esta concentración del poder
se está produciendo de forma distinta a la realizada por
los anteriores grupos de
presión, en gran parte del siglo XX, debido a que
corresponde a dos periodos distintos del desarrollo del
capitalismo, que son claves para la expansión y
consolidación de la nueva economía, global, y que
actualmente conviven. El poder industrial de la Ford, General
Electric, General Motors… se mantiene, aunque con la
innovación tecnológica se impone nuevas empresas
Microsoft,
Oracle…, que con el cambio de sociedad,
serán previsiblemente los futuros exponentes de poder.
Asimismo, a pesar de haber trabajado Touraine sobre la sociedad
postindustrial no llegó a considerar a la sociedad de
consumo con una variante superior de la sociedad industrial, y
anterior a la sociedad de red (34) y del ocio, y a pesar
de esto es extraño que el autor galo se pregunta
"¿quién hubiera pensado en otros tiempos que una
parte importante de las nuevas tecnologías se
consagraría al juego y, sobre
todo, al espíritu de juego que se encuentra en la
invención de nuestros objetos reales y virtuales?"
(Touraine: 2002, 34), y es que la sociedad de red se encuentra
inmersa en una "civilización" (según Touraine),
sociedad de ocio, en la que prima el sector servicios: turismo, parques
temáticos, software de videojuegos

Con la revolución industrial se impuso, en el
siglo XIX, la creencia en el progreso, a la que debía
tender todos los países desarrollados en sus
posibilidades, y los países en desarrollo debían
emular, pero con la nueva revolución tecnológica de
la información/comunicación, el "liberalismo a
la americana (…) ha identificado generalmente al moderno
Estados Unidos con la forma más moderna del bienestar e
incluso de la felicidad" (Touraine: 2002, 29), es un bienestar
gubernamental pero sin Estado, es un bienestar social sin carga
social, es en suma un bienestar dirigido por los poderes
fácticos (con la conjunción del esfuerzo
económico del sector
público y la empresa
privada), y todo ello realizado a imagen y
semejanza
, y los criterios de los Estados Unidos.

Hay que entender a las sociedades como "sistemas de
producción históricos formados por relaciones
sociales contradictorias/conflictivas, que constituyen
estructuras sociales que se materializan en formas sociales"
(Castelles: 2002, 117), y con el informalismo (35), a
partir de la consideración de la tecnología como
una dimensión fundamental del cambio social, y que motiva
la evolución de la sociedad, que se transforma a
través de una compleja interacción de factores culturales,
económico, políticos y tecnológicos, y dan
lugar a la llamada sociedad red.

La sociedad red se caracteriza o "define" (Touraine) por
la "separación de la tecnología –en la que
hemos de incluir su contexto espacial y temporal- y de las
orientaciones culturales" (36) (Touraine: 2002, 31).
Asimismo, "la tecnología es en cierto modo independiente
de las condiciones sociales y de los marcos institucionales, y
que conduce a la noción fundamental de la pluralidad de
modelos en lo
que llamamos sociedad de la información" (Castelles: 2002,
52). Por ello, se puede indicar que la tecnología no
determina a la sociedad: la plasma; como tampoco la sociedad
determina a la tecnología: la crea, con un complejo modelo
de interacción y la utiliza.

La revolución de las tecnologías de la
información/comunicación, está centrada en
torno a un grupo
específico de tecnologías de
información/comunicación, cuya novedas es el
original procesamiento de las tecnologías, y el impacto
que estas tienen sobre la generación y aplicación
del conocimiento, de la comunicación, y de la sociedad en
general. Su antecesor histórico es la invención de
la imprenta
(37), al comienzo de la Edad Moderna, pero las nuevas
tecnologías de la comunicación actuales tienen una
mayor relevancia histórica, pues no sólo han cambio
el medio de comunicación sino el hábito social
empleado, sobre tres rasgos distintivos trascendentes,
según Castells:

  1. Su capacidad de procesamiento en
    auto-expansión, en cuanto a volumen,
    complejidad y velocidad.
  2. Su capacidad de recombinación.
  3. Su flexibilidad de distribución (Castells:
    2002, 126).

Estos tres rasgos definitorios de las nuevas
tecnologías se han desarrollado en dos campos
fundamentales: la microelectrónica (microchip, los
ordenadores, los software, las telecomunicaciones y su
interconexión), y la ingeniería
genética. Del primero de ellos resalta la capacidad
para recombinar la información de cualquier forma posible:
hipertexto o world wide web
(38), y la flexibilidad de permitir la distribución
del poder de procesamiento, en diversos contextos y aplicaciones
(39).

Y la relación entre las nuevas tecnologías
de la información/comunicación y los valores
propios de una sociedad, Touraine destaca el papel que juega el
"sujeto" (40), hacia el que las nuevas tecnologías
como medio, manera de actuar y contenido inciden en su personalidad y
en su comportamiento social, creando o al menos
pretendiéndo una nueva identidad,
entendida ésta como la suma constante de sus
particularidades cambiantes y su conducta social.
Pero a pesar del carácter unificador predominante en la
sociedad, y la propensión del individuo en
las relaciones sociales (41), actualmente, con la
desocialización y la deshistorización promovida por
las nuevas tecnologías y el proceso político
seguido por los Estados Unidos, se está cambiando la
unidad histórica de la sociedad convencional, y es por
esto por lo que la sociedad ha comenzado a no definirse
históricamente por la conjunción una serie de
elementos interdependientes en su proceso evolutivo.

La globalización en sí mismo
–según Giddens-, es una dialéctica activa
entre individuos y comunidades amplias o global. Y, por esta
razón se puede decir que al reestructurarse nuestras
identidades particulares se están reestructurando las
comunidades sociales en general, la política y la
economía de la sociedad de la que forman parte. Las nuevas
tecnologías han afectado a la sociedad, a su
política y su economía, y esto no lo ha hecho como
normalmente se piensa que es debido a la utilización
generalizada de internet, en la última década del
siglo XX, sino que este proceso de cambio se inicia al final del
segundo tercio del XX, cuando la informática (y no la
"tecnología
de la información" en general -como indica Giddens-)
transformó la producción de ciertos bienes y
servicios, las manufacturas, la distribución en las
economías modernas, y el nuevo concepto de trabajo "wired
workers" (telempleados, personas que trabajan con ordenador y con
o sin internet durante la mayor parte o la totalidad de la
jornada laboral descentralizado –en casa o en otro lugar
distinto al del trabajo convencional-). Y, estos cambios, directa
e indirectamente, en el momento presente como en un futuro
próximo, afectarán a nuestra vida interna, y a
nuestro comportamiento social.

La transformación de la identidad es un aspecto
importante a tener en cuenta en relación con la
globalización, pues "no se puede tener una identidad
estable si no se construye esa identidad de una manera activa"
–dirá Giddens: 2002, 84-, pero realmente
habría que señalar que el "sujeto" (Touraine) o el
ciudadano a nivel político, en la sociedad red, en
particular, puede tener un comportamiento activo, pasivo o
indiferente (por lo que se podría hablar de sujetos activo
-networking, que interectua, interconexta y se relaciona con la
red- , así como sujetos pasivos e indiferentes a la red),
atendiendo lógicamente a la actitud de
participación o rechazo que ejerzanfrente la red. Pero,
todos estos casos hay que tener en cuenta la idea de riesgo, tal como
la considera Ulrich Beck, pues aunque el mundo no es ahora
más arriesgado o incierto que lo ha sido antes, lo que ha
sucedido es que las fuentes de
incertidumbre y la naturaleza del riesgo han cambiado, debido
-según Giddens- a que el propio conocimiento de nosotros
mismos ha invadido nuestras propias vidas y del mundo natural, y
además se ve sobrepasado por la ciencia y la
tecnología.

En el actual proceso de transformación de la
sociedad, la desestructuración da paso a un proceso de
reconstitución y de reconstrucción, y como estos
procesos están poco identificados, se demanda una
mayor investigación, en este sentido pues en
general se sabe lo que se deja atrás, pero no se sabe a
donde se dirige la sociedad. Y no se sabe porque la historia no
tiene un sentido predeterminado, y porque además una nueva
estructura tecnológica y social no da lugar por sí
misma a una serie previsible de elementos sociales e
institucionales. En cambio, si se sabe que se trata de un mundo
de vencedores y vencidos, y de vencedores inciertos y perdedores
sin retorno. Así pues, las unidades económicas, los
territorios y las personas que no obtienen buenos resultados en
esta economía, o que no ofrecen un interés
potencial para estas redes dominantes, son
primero marginados, y después descartados, y en ese
momento no existe ni para la red, ni para la sociedad. Pues, en
general, se compite contra cualquier fuente de valor
potencial, procedente de cualquier parte y de cualquier
información, que está conectada y programada en las
redes productivas de la nueva economía, y de la red en
general. Y, al mismo tiempo, y aunque parezca una paradoja, en
contraposición a la visión de interrelación
global del mundo, las condiciones de trabajo y la sociedad se
individualiza hasta su mayor extremo.

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  • VIZCAINO, Fernando (2003). "Nacionalismo, Estado y nación" en Revista colombiana de
    sociología. Bogotá, n. 20, pp.
    41-65.
  • WAAST, R. KRISHNA, V.V. (2003). "The Status of
    Science in África" en Science,
    Technology&Society. An International Journal Devoted
    to the Developing World. XXXX July-December, vol. 8, n. 2.
    pp. 145-152.
  • WOLTON, Dominique (2004). "Information et
    communication: dix chantiers scientifiues, culturels et
    politiques" en revista Hermès. París, n.
    38, pp. 175-182.

Notas

[1] – Dominique Wolton en "Information et
communication: dix chantiers scientifiques culturels et
politiques", en la revista Hermès, trata sobre la
disociación entre los conceptos de información y
comunicación (175-182), y a pesar del criterio de Castells
y la mayoría de los autores sobre el tema, de destacar la
información sobre la comunicación, en este trabajo
se ha querido mantener agrupados, con intención de denotar
la necesaria conjunción histórica que habido entre
ambas innovaciones en el desarrollo de la misma.

[2] – Con respecto a la espectacular
concentración del poder global que protagoniza los Estados
Unidos, Alain Touraine se cuestiona un interesante conjunto de
interrogantes, a los que responde indirectamente y yo en su
mayoría afirmo: "¿Existe un vinculo directo entre
la tecnología y la concentración del poder
económico, militar, cultural o político en un solo
país, Estados Unidos de América? [Si]
¿Debemos considerar la sociedad de la información
como un medio al servicio de un
imperio global o, al contrario, debemos separar estas nuevas
tecnologías –en las que Estados Unidos ocupa un
indiscutible primer puesto- de la dominación del imperio
estadounidense en todos los campos? [Si]. En otras palabras,
¿pueden las nuevas tecnologías separarse del poder
mundial de los Estados Unidos? [No] (…). ¿los
efectos y hasta las formas de utilización de estas
técnicas están determinados por la naturaleza del
poder mundial y de las instituciones o de las orientaciones
culturales a las que este poder está ligado? [Si]. -Por lo
que. "en vez de hablar de sociedad de la información,
¿debemos hablar de americanización del mundo? [Si]"
(Touraine: 2002, 20).

[3] – Al igual que existió una llamada
"sociedad industrial", que estaba fundamentada en el empleo masivo
de la energía en la producción industrial y en la
sociedad en general, durante los siglos XIX y XX, con la
revolución tecnológica de la información/
comunicación una serie de autores la han llamado por
analogía venido a llamar "sociedad de la
información", o "sociedad de redes" (Castells).

En este mismo sentido Touraine resalta la
diferenciación que existe, aunque con normalidad se
tiendan a considerarse sinónimos, entre los conceptos
"sociedad capitalista" y "sociedad industrial". Y, considera (y
Daniel Bell) que la sociedad industrial le prosigue la "sociedad
postindustrial" (postindustrial society), y posteriormente la
relaciona con el desarrollo de la "sociedad de la
información".

[4] – Anthony Giddens en The Nation-state and
Violence
(1985: 121) define "el estado-nación,
que existe en un complejo de otros estados-nación, es un
conjunto de formas institucionales de gobierno que
mantiene un monopolio
administrativo sobre un territorio con límites
definidos (fronteras), su gobierno está sancionado por la
ley y posee el
control directo
de los instrumentos de la violencia interna y exterior", en suma
"un estado-nación es un tenedor de poder con
límites" (Giddens: 1985, 120). Mientras que la
globalización franquea precisamente este tipo de
límites nacionales, y "operando en tiempo real" (Castells:
2000: 272).

Existen dos teorías
contrapuestas para la comprensión del nacionalismo
-según analiza Fernando Vizcaino en el "Nacionalismo,
Estado y nación" en Revista colombiana de
sociología
(Bogotá, nº 20, 2003, pp.
41-65)-: la primera, considera el nacionalismo como un
fenómeno relacionado a un territorio/Estado (esta
tendencia es defendida por Carlton Hayes en Nationalism: a
religión
-1960-; Hans Kohn en The Idea of
Nationalism
-1944-, y Ernest Gelliner en Thought and
Change
-1964-, Nations and Nationalism – 1983- y
Nationalism -1997-), y una segunda contraria, en la que se
pone mayor énfasis en la identidad colectiva como fuente
pricincipal constitutiva del nacionalismo (y es desarrollada por
Anthony Smith, en Theories of Nationalism
-1983- y Nations and nationalism in Global Era -1995-,
quien distingue en 1983, entre nación y Estado.
Posteriormente es seguido por Monserrat Guibernau, en "El futuro
del nacionalismo de las naciones sin Estado", en la Revista
mexicana de sociología –
1998-, Hill Kymlicka, en
Multicultural Citizenship -1995-…, y T. K. Oommen,
en "Citizenship, Nationality and Ethnicity" en Cambridge:
Polity Press
-1997-). Y como una variante de esta
última tendencia, se extendió el criterio de que en
realidad casi no existen Estados culturales homogéneos
sino identidades colectivas integradas en un Estado o
minorías culturales diferenciadas del resto de la población actual, con un alto grado de
autonomía y un territorio delimitado (analizada por James
Minaham, en "Nations Without Status", en Greenwood Press
-1996-). Igualmente, por esta época, desde los Estados
Unidos, no es por una simple coincidencia, se ha organizado un
congreso mundial sobre "Nacionalismo, identidad y derechos de las minorias"
(sobre el mundo, pero no significativamente de la
problemática interna de la población india
–autóctona-, negros e inmigrantes), organizado por
la Universidad de
Bristol, en 1999, y en la que se hizo referencia a los trabajos
de Hill Kymlicka y Michael Walzer.

[5] – En la segunda mitad del siglo XX, ha sido
analizado el poder nacional en sus nuevas relaciones con el poder
internacional, y dentre esta bibliografía, y sin
pretender se exhaustivo, se expondrá los siguientes
trabajos teóricos desarrollados por Charles Tilly, en
The Formation of Nation states in Western Europe (1975);
Anthony Giddens, en The Nations-state and Violence (1985);
David Held, en
"Democracy, the nation-state and the global system" (1991) y
Prospects for Democracy (1993); Leslie Sklair, en The
Sociology of the Global System
(1991); Camilleri, J. A.,
Falk, K, en The End of Sovereignty (1992); Jean Marie
Guehenno, en La fin de la démocratie (1993);
Horsman y Marshall, en Alter the Nation State (1994);
Alain Touraine, en Qu’est-ce que la
démocratie?
(1994); Fernando Calderón, en
Esa esquiva modernidad: desarrollo, ciudadanía y
cultura en América Latina y el Caribe
(1996), y Noam
Chomsky et al, en La aldea global(1997).

Mientras que un análisis económico lo realiza
Joseph
Stiglitz, en Globalization and its discontents (2003),
así como en "El rumbo de las reformas. Hacia una nueva
agenda para América Latina" (2003) y "Primera crisis
económica en la era moderna de la globalización"
(2004), y Roberto Frenkel, en la "Globalización y crisis
financiera en América Latina" (2003). Y, social,
Andrés Solimano, en la "Globalización y
migración internacional: la experiencia latinoamericana"
(2003).

[6] – Analizado el caso norteamericano por
Putnam.

[7] – Ha sido analizado por un investigador
alemán (que cita Touraine, pero sin indicar su nombre),
sobre la situación de los inmigrantes turcos en Alemania y los
nigerianos en Francia,
llegando a la conclusión de que la identidad, y en
particular la religión común
les une, y por tanto favorece el cambio de país, pues como
en este mismo sentido indica el autor francés "Para poder
trasladarse de una cultura o de una sociedad a otra, se necesita
un principio de identidad" fuerte (Touraine: 2002,
58).

[8] – La vida anglosajona, gala… (contraria a
la española) de segregación por nacionalidades,
aboca a la marginalidad a
los grupos distintos del predominante nacional, aunque esta
ideaTouraine lo disfrace con frases como "lo que hace falta no es
integrar más a la gente, sino proporcionarle un espacio
privado más amplio donde pueda desarrollar un proyecto personal y una
relación de confianza, donde pueda reconstruir sus
experiencia y convertirla en una experiencia personal, cultural y
orientada a unos valores"
(Touraine: 2002, 57-58). Como se aprecia en Paris, en los barrios
colindantes marroquí y chino, se constata un submundo, con
las peculiaridades sociales, culturales y religiosas dominantes
de los respectivos países de origen: venta de alimentos
propios, centros de reunión: cafés… comunes…,
mientras que les une (o integra) parte de su vestimenta, el pago
de la contribución por negocios… y el lenguaje
(francés), con el que se dirige a su interlocutor distinto
o está fuera de su grupo de referencia. El caso contrario
a la marginalidad de la inmigración existente en Francia, por
ejemplo, se evidencia en España, como se puede apreciar en
el barrio de Lavapíes, en el centro de Madrid, donde
conviven chinos, marroquíes… y españoles (donde
ha nacido estos últimos ellos o sus antepasados, o se han
trasladado por necesidad o deseo propio a dicho barrio castizo
madrileño).

[9] – Este texto es
citado por Giddens, y al que añade la siguiente frase, de
que "esto resume a la perfección los cambios que afectan a
las naciones"(Giddens: 2002, 49). Aunque esto último es
sólo una imprecisión, pues ha sido fomentado por
los intereses norteamericanos el cambio de la
sociedad.

[10] – Idea compartida por Anthony Giddens, y es
contraria a la que defiende Alain Touraine, por lo que Giddens,
que "no estoy de acuerdo con la idea de desaparición de la
sociedad [expuesta por Touraine]" (Giddens: 2002, 48).

[11] – Por tanto "no estamos siendo testigos del
fin del Estado-nación" (Giddens: 2002, 76), pues es la
forma del Estado-nación sólo "está
cambiando".

[12] – Esta realidad política y
económica es analizada por Alan Millward, señalando
que la Unión
Europea favorece la integración de varios
Estados-nación, tendentes a desaparecer.

[13] – Término aplicado por
FCarrión para hace referencia a un cambio de sociedad,
caracterizado la aplicación de una economía
mixta.

[14] – Si quiséramos emular a Arthur C.
Clarke pronosticaría el futuro –Fcarrión- de
la globalización actual como la "globalización
interplanetaria", pues probablemente la nueva sociedad
estára caracterizada, por el desarrollo de los viajes, las
comunicaciones
y relaciones
internacionales interplanetarias.

[15] – A partir de la concención de la
sociedad actual atendiendo a su modo de desarrollo, de
"informacionalismo" -como la denomina Manuel Castells-, la he
querido adecuar gramalticalmente a una terminología que
muestre una menor concepción sociológica y una
mayor idea económica, como es el término:
"informacional".

[16] – Partiendo de la consideración de la
actual sociedad actual, como "sociedad red" y de sus empresas
carácterísticas "empresa red", he
querido denominar igualmente "ocio red", a la sociedad atendiendo
a la variante del modo de consumo.

[17] – Este criterio de clasificación de
la sociedad es defendido por Castells, y tiene su principio en
una reinterpretación del ideario marxista de
división, en infraestructura y superestructura.

[18] – Analizado por Castelles en "Informalismo,
industrialismo. Capitalismo y estatismo" y "Modos de desarrollo y
modos de producción" (1998: I, pp. 39-48).

[19] – Potencia mundial
decimonónica.

[20] – Término utilizado por Blanqui en
1837, y adoptado por Engels en 1845.

[21] – Analizado por Charles Singer et al., en
A History of Technology. III From the Renaissance to
the Industrial Revolution
(1957); Joel Mokyr, en The Level
of Riches: Technological Creativity and Economic Progress

(1990)… y Castells, en "¿Qué
revolución?" y "Lecciones de la revolución
industrial" (1998, I, pp. 55-60 y 60-66,
respectivamente).

[22] – Estudiada en profundidad por Castells en
la trilogía de la Era digital, y especialmente en
el apartado sobre "Tecnología, sociedad y cambio
hitórico", presente en el "Prólogo" del primer
volumen (pp. 31-39).

[23] – Este término está acorde a
los sistemas y
medios de
producción que le caracteriza.

[24] – Igualmente es correcto la
denominación de "era digital" por encima de "era de la
información", a pesar de que en el primer caso, se
está dando preponderancia al medio por encima de la
información, pues no se trata de una revolución de
la información en abstracto, y además consiste en
una nueva revolución tecnológica específica
que crea un nuevo medio de comunicación global. Y, aunque
por esta red de comunicación digital se transmite
información, el medio puede imponerse sobre el contenido,
o como actualmente sucede, el contenido se impone sobre el medio.
A pesar de que es indudable que con internet adquiere notoriedad
la información para cualquier trasación comercial,
financiera…, también se puede decir que la
información siempre ha existido, mientras que el nuevo
medio físico de comunicación no, y el
funcionamiento digital es fundamental para la nueva sociedad,
como para la economía, de igual forma que la
"máquina de vapor", por ejemplo, fue fundamental para la
primera revolución industrial.

[25] – Sociedad de consumo iniciada en la
década de los sesenta, con la introducción por primera vez del consumo
juvenil, y proseguida en los novnta con el consumo masivo
femenino.

[26] – Todos ellos destacados autores de
numerosas publicaciones sobre el tema, pero de entre todos ellos
sobresale la trilogía de Castells, denominada
inicialmente, en su primera edición en inglés
"The Information Age: Economy, Society and Cultures" (La era de
la información: Economía, sociedad y cultura), y
subtitulada, el primer volumen, en español:
"La sociedad red", y trata en especial sobre la lógica
de lo que denomina el autor red; el segundo, "El poder de la
identidad", analiza la formación del yo y la
interacción de la red y el yo en la crisis de dos
instituciones centrales de la sociedad contemporánea: la
familia
patriarcal y el Estado nacional, y la tercera, "Fin de milenio",
interpreta las transformaciones históricas actuales, a
partir de los procesos específicos de ámbito global
analizados por el propio autor en los dos anteriores
volúmenes.

En esta publicación Castells propone tres niveles
de análisis: uno primero tecnológico, que le
denominará "informacionalismo" (en vez de sociedad de la
información). Y, en el que el informacionalismo es "una
organización tecnológica de la sociedad"
-según Castells-. Esta acción es trasversal e
incide en los tres niveles: las relaciones sociales que
actúan sobre la estructura social y estas a su vez sobre
las formas sociales. Y, como resultado nos encontramos con un
tipo de "sociedad programada" (como lo definiera con anterioridad
Touraine y que Castelles denomina "sociedad red"); por encima, de
un simple sistema de producción, pues este nuevo sistema
es capaz de desarrollarse y transformarse ("el informacionalismo
en las redes está anclada en las relaciones sociales, que
son sociales y técnicas a la vez, pero diferentes,
definidas por el informacionalismo en un primer nivel para
después introducirse en la red y en la forma social"
-Castelles: 2003, 165-). El segundo nivel, que denomina
"estructura social" (aunque a este respecto Touraine indica que
cuando los sociólogos convencionales denomina "estructura
social" Castells habla de redes. Y, además, cuando el
autor español se refieren a estas redes sólo las
define en parte por sus capacidades, y en cambio elude -como
indica Touraine- una visión política de las mismas,
describiéndolas como nodos cuya resistencia
relativa y comunicabilidad dependen de factores de control tanto
político como sociales), y el tercero, está
compuesto por diversas formas sociales.

[27] – La era global "actual" –según
Giddens- se inicia cronológicamente, en 1960, cuando se
lanza por primera vez satélites efectivos en la
órbita de la Tierra,
pues a partir de ese momento fue posible la comunicación
instantánea de un extremo al otro del mundo.

[28] – El ámbito de la incertidumbre
particular, se encuentra a su vez inmerso en una incertidumbre
general -como expone Joseph Stiglitz– al señalar, que "al
principio la gente pensaba que el Estado era el medio de
desarrollo, pero esta idea fracasó. La gente pensó
entonces que el medio de desarrollo eran los mercados, idea
que sólo funcionó parcialmente; lo que se necesita
para general desarrollo
económico es una combinación activa de Estado,
tercer sector y mercados", pero nunca la imposición de las
grandes empresas (cfr. Giddens: 2002, 106).

[29] – Este grupo de poder mundial lo conforma
"los dirigentes del G7, los países ricos (sobre todo
Estados Unidos), el sector empresarial, estrechamente relacionado
con el Estado, una pequeña parte del grupo de los
profesionales y tecnócratas y, también, algunos
elementos correspondientes del sur, del Tercer Mundo. Hay que
pensar (en este último sentido) en un país
cualquiera de los más pobres, un país de
África central: en él encontrará gente
enormemente rica vinculada al capital internacional. Son sus
agentes locales, los que quieren gobernar el mundo; y,
naturalmente, desean gobernarlo en función de
sus propios intereses. No es ninguna novedad; lo novedoso son las
modalidades y las técnicas. Y tampoco es nuevo que la gran
mayoría de la población se oponga y proteste: en el
pasado ha habido protestas parecidas" (Chomsky: 2002,
126-127).

[30] – Esta institución está
constituida por una Asamblea y un Consejo, con un secretario
general permanente, con sede en Ginebra. Y asociado a la Sociedad
de Naciones se encuentra el Tribunal Internacional de La Haya
(para el arbitraje de
conflictos) y
la Oficina
Internacional del Trabajo (para la legislación
laboral), pero la ausencia de los Estados Unidos y en menor
medida de otras potencias le resta fuerza
internacional.

[31] – La
Organización de las Naciones Unidas
(ONU), se funda el 26 de junio de 1945, tras la segunda guerra
mundial (el 9 de mayo de 1945, entra en vigor la
capitulación general nazi, antes del lanzamiento de las
dos bombas
atómicas norteamericanas sobre Japón y
la capitulación japonesa del 2 de septiembre de 1945). Los
órganos que constituyen la ONU, son el Consejo de Seguridad, la
Asamblea General, Consejo Económico y Social, Consejo de
Administración Fiduciaria; el Tribunal
Internacional de La Haya (anteriormente asociado a la antigua
Sociedad de Naciones, aunque ahora depende del Consejo de
Seguridad). Asimismo cuenta con las fuerzas armadas de la ONU,
las Comisiones de Paz, un Comité de Dirección, una
Secretaria, y un secretario general. Así como, de una
serie de organizaciones especiales que trabajan en estrecha
colaboración vinculadas a ellas: BANK (Banco
Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, en
Washington); FMI (Fondo Monetario
Internacional, en Washington); FAO (para el desarrollo
agrícola, en Roma); UNICEF
(para la infancia, en
Ginebra); OIT (Organización Internacional del Trabajo, de
la desaparecida Sociedad de Naciones, en Ginebra); UNESCO (para
la
educación, ciencia y cultura, en
París)…

Se ha presentado esta breve exposición
histórica, con intención de que se pueda apreciar
el poder político y económico mantenido por los
Estados Unidos sobre estos órganos institucionales y
multinacionales, en la segunda mitad del siglo XX, y tras la
desintegración de la Unión Soviética, desde
mediados de los noventa, se han conformado como la única
potencia mundial (baste como ejemplo, de esta preminencia
internacional, la invasión de Irak en dos
ocasiones, en fechas recientes, sin la oposición de la
ONU).

[32] – Como se constata en la lista de las
empresas más importantes por el volumen de negocio,
además de la que tiene mayor capitalización
bursátil, y ser las primeras fortunas empresariales del
mundo, como analiza José Mª Álvarez de Novales
en "Ranking de empresas en el mundo", y
Fernández-Carrión en el "Editorial" de la revista
Economía&Empresa (Madrid, 2004, Nº 58, en
las páginas, 31 y 2, respectivamente).
Fdez.-Carrión, señala que "la tendencia del mercado
mundial viene marcada por la orientación seguida por las
principales fusiones-adquisiciones empresariales desde finales
del siglo XX, y están caracterizadas por la
concentración multinacional de las comunicaciones (Oracle,
Sun o Netscape contra Microsoft), farmacia y banca. En cambio
las empresas que poseen un mayor volumen de negocio, en 2000,
atendiendo a las cinco primeras firmas, son las empresas de
combustibles (Exxon Mobile EEUU, 1), distribución
(Wal-Mart, EEUU, 2), automovilismo (General Motors y Ford, EEUU,
3 y 4-, Daimiel Chrysler, Alemania, 5) y en menor medida la
banca, y las que cuentan con más capitalización
bursátil, en 2001, son equipamiento (General Electric,
EEUU, 1), informática (Microsoft, EEUU, 2), combustible
(Exxon Mobile, 3), distribución (Wal-Mart, 5) y farmacia
(Pfizer, EEUU, 4). Mientras que a nivel nacional, español,
los primeros puestos del ranking bursátil los ocupan el
antiguo monopolio del Estado (Telefónica, Repsol, Endesa e
Iberdrola), junto a la banca privada (BBVA y SCH)"
(Fdez.-Carrión: 2004, 2). Y, las primeras cinco fortunas
empresariales del mundo en 2000, son norteamericanas: F. Walton
(Wal-Mart), Bill Gates
(Microsoft), W. Buffet (inversiones),
Paul Allen (Microsoft) y L. Ellison (Oracle).

En cuanto a la llamada "empresa red" lo trata Castells
en el tercer capítulo de La sociedad red bajo el
título de "La empresa red: cultura, instituciones y
organizaciones de la economía informacional" (1998, I, pp.
179-227), así como en el apartado sobre "La
comunicación a través del ordenador, el control
institucional, las redes sociales y las comunicaciones virtuales"
(en el capítulo cinco del primer volumen, pp. 374-397, e
igualmente se lo cuestiona también en el capítulo
cuarto de dicho primer volumen, al tratar sobre "La
transformación del trabajo y el empleo: trabajadores en
red, desempleados y trabajadores a tiempo flexible" (pp.
229-358), y "La cultura de la virtualidad real: la
integración de la comunicación electrónica, el fin de la audiencia de
masas y el desarrollo de las redes interactivas" (capítulo
5, I: 1998, 359-408).

[33] – Frente a la globalización del poder
económico norteamericano, surge el movimiento
antiglobalización contra la actual gestión
política y económica del mundo. Y como las fuerzas
económicas preminentes actúan por encima de todas
las fuerzas de intervención políticas,
jurídicas o morales, este movimiento social contestatario
se autoproclama en su mayoría anticapitalista.

Touraine considera un antecedente de este movimiento
antiglobalización los "nuevos movimientos sociales"
surgidos en los 70, como portavoces de un comunismo
utópico, y están dirigidos contra un modo de
transformación histórico y no exclusivamente contra
un modo de producción, y por ello es un movimiento
más político que social, pues no es exclusivamente
una fuerza de conflicto,
sino que propone una determinada interpretación del poder establecido y sus
decisiones. Como termina señalando Touraine "El movimiento
antiglobalización es propiamente político
(…) y, por consiguiente, está amenazado a su vez
por divisiones políticas (…). Por el contrario, los
movimientos sociales [propiamente dichos] pueden ser arrastrados
hacia una acción únicamente moral,
ciertamente de mayor importancia, pero con dificultades para
organizarse y encontrar una expresión política"
(Touraine: 2002, 28).

[34] – Al señalar sorprendido y
equivocadamente que "los hay que han llegado a anunciar la
entrada de nuestra sociedad en la civilización del ocio y
del consumo. Me sitúo en el polo opuesto a esta idea"
(Touraine: 2002, 35).

[35] – Entendido por Castells como un paradigma
tecnológico, que no se refiere a la organización
social ni a las instituciones, y en el que "el informalismo
ofrece la base para cierto tipo de estructura social, a la que
denomino –Castells- sociedad red" (Castells: 2002,
12).

[36] – Asimismo, Touraine indica que este tipo de
sociedad se define "por su trabajo y su producción
más que por su modo de consumo o su organización
administrativa" (Touraine: 2002, 44), aunque más bien lo
es por la conformación de una organización
política y desarrollo económico global y las nuevas
relaciones sociales locales y de intercomunicación
mundial. Igualmente, tampoco es cierto que las "sociedades
anteriores (…) parecían dominadas por un poder
central, el del monarca absoluto, el del tecnócrata, el de
un aparato religioso o también el del provecho
capitalista. La sociedad de la información, al contrario,
y por su propia naturaleza, tiene que desintegrarse, porque las
tecnologías y sus efectos directos no conllevan ya una
forma de organización social, un tipo de poder o una
ideología central", aunque en la sociedad
de red, si se continúa produciendo una
concentración de poder mundial, en torno a los Estados
Unidos, pero con la diferencia a los anteriores poderes
universales de siglos pasados España, Francia y Gran
Bretaña, de que en vez de estar constituido por el
sistema
político de una monarquía absoluta o parlamentaria (en el
tercer caso), es republicano, y en la que los poderes
fácticos lo conforman grandes empresarios y empresas, con
sus accionistas mayoritarios, y grupos religiosos, y en menor
medida o de forma secundaria, por los propios políticos.
Pero al igual que en los casos anteriores, el poder es ostentado
con la ausencia de la voluntad popular (pues la aparente
democracia estadounidense, es ficticia, es de derecho pero no de
hecho).

[37] – La evolución de los medios de
comunicacíon, es analizado por Castells en el apartado
dedicado a "De la galaxia de Gutenberg a la galaxia de McLuhan:
el ascenso de la cultura de los medios de
comunicación de masas" (1998: I, 362-369).

[38] – El verdadero valor de internet es su
capacidad para conectar todo, venga de donde venga, y
recombinarlo, y esto será más explícito
cuando el diseño
original de world wide web de
Berners-Lee se restablezca en sus dos funciones, como
buscador y como editor, en lugar de sus actuales usos limitados
como buscador y proveedor de información, conectado a un
sistema de correo
electrónico. Esto está en la misma línea
de Xanadú de Nelson, que proponía la
recombinación de toda la información y la
comunicación existente sobre la base de fines
específicos decididos en tiempo real, por cada
usuario/productor del hipertexto/web. Y, sobre todo esto destaca
la recombinación la fuente de la innovación,
principalmente si los productos de
esta recombinación se convierten en apoyos para otras
interacciones, que conformando una espiral.

[39] – En este sentido destaca, el desarrollo de
los lenguajes Java y Jini, en
la década de los noventa, y posteriormente el crecimiento
de la telefonía
celular y la inminente desarrollo de internet
móvil.

[40] – Alain Touraine se cuestiona el
análisis del sujeto, en varios trabajos teóricos,
por ejemplo, en "Del sistema al actor" en la Revista
colombiana de sociología
(Bogotá, n. 20, 2003,
pp. 167-159), y con anterioridad lo hace en la Sociologie de
l’Action
(1965), en la que distingue
sociológicamente, entre la "Sociología de
sistemas", que se conforma con el funcionamiento
sistemático y el funcionamiento crítico, y la
"sociología del actor", que está constituida por la
teoría
de la elección racional y la sociología del sujeto.
Asimismo afirma que para construir o atender a una
sociología de la acción o del actor, que no sea en
realidad una teoría del sistema, ni se refiera de ninguna
manera al sistema social, es necesario que el actor no pueda ser
reconocido como tal más que si se admite que su
acción está dirigida hacia su propio
"fortalecimiento". Y, a partir de este momento, propone dos
enfoques sociológicos sobre la cuestión, uno
primero en el que el actor individual o colectivo es guiado por
su interés racional (y es lo que denomina "funcionalismo
crítico en la sociología del sistema" -Touraine:
2003, 168-), pues en las sociedades modernas las clases o elites
dirigentes parecen orientadas por sus propios intereses, y en un
segundo plano, los individuos o grupos se conforman así
mismo como actores (y es a la que dentro del funcionalismo
sistémico denomina "sociología del sujeto"
-Touraine: 2003, 168-), y esto último, se produce a pesar
de que la libertad
creadora del sujeto es un principio no social de acción
social, pues generalmente todas las sociedades históricas
han reconocido la existencia de un principio "metasocial" que se
impone a la organización social y a sus leyes, bien por
la ley divina, el derecho
natural, la identidad cultural…Al mismo tiempo cada
uno tiene derecho a construir de manera particular, individual,
un proyecto de vida en el que se combine la acción
instrumental y la identidad cultural. Es precisamente a la
voluntad de "construirse a sí mismo", lo que Touraine
denomina como "sujeto". Por ello "el sujeto tiene poca
importancia real si no se traducen en términos de una
organización social" (Touraine: 2003, 181). Y de esta
forma también la sociología de los actores puede
reemplazar a la sociología de los sistemas. Por lo que "la
vida social no es más que el espacio abierto a las
influencias y los conflictos que vienen de los tres lados del
triángulo compuesto por el interés, el poder y la
libertad" (Touraine: 2003, 184).

La sociología del sujeto sería
débil –como terminar por señalar Touraine- si
se limita a defender la libertad de los sujetos personales en una
sociedad en rápida transformación, por lo que para
que tenga un alcance general es necesario que descubra o
reemplace las representaciones religiosas, políticas y
sociales en figuras del propio sujeto, es decir, "encontrar
fuerzas de producción y no sólo de
representación o de reproducción de la sociedad" (Touraine:
2003, 178).

Asimismo Giddens resalta la importancia de la
individualización en este cambio de sociedad. Actualmente,
la individualización, conlleva un cambio estructural de
las vidas causado, en parte, por los cambios tecnológicos
y de orden social, pero también es impulsado por las
"fuerzas autónomas" (Giddens: 2003, 82), pues como
señala a este respecto Ulrich Beck ya no se vive la vida
como destino, pues, aunque no se pueda generalizar, la vida es
estructurada cada vez menos por la tradición, la cultura,
las costumbres, y en ningún momento por el pasado, por lo
que generalmente se tiende a vivir la vida de forma más
abierta y reflexiva, y aparentemente menos dependiente que
cualquier generación del pasado.

En este mismo sentido, se puede pensar que el mundo de
las nuevas tecnologías es opuesto al mundo del consumo de
masas, porque en el segundo el individuo forma parte
ineludiblemente de un conjunto, y por ello es un ser
anónimo que consume constantemente mercancía
desechables para ascender en la consideración, en algunos
lugares y tiempos, de la escala social.
Mientras que en la sociedad red el individuo es un sujeto
personal e incuestionable, importante en el desarrollo sino del
comercio, de
la producción, y el estar en dicha sociedad.

Raymond Barglow ha analizado, desde una perspectiva
sociopsicoanalítica, la paradoja que se produce entre los
sistemas de
información/comunicación y la
interconexión, que al mismo tiempo incrementa los poderes
humanos de organización, integración y dependencia,
y de forma simultánea subvierten el tradicional concepto
occidental del sujeto independiente. Y, lo exponer con las
siguientes palabras: "El paso histórico de las
tecnologías a las de la información ayuda a
subvertir las nociones de soberanía y autosuficiencia que
han proporcionado un anclaje ideológico a la identidad
individual desde que los filósofos griegos elaboraron el concepto
hace más de dos milenios. En pocas palabras, la
tecnología está ayudando a desmantelar la misma
visión del mundo que en el pasado alentó" (Barglow,
The Crisis of the Self in the Age of Information: Computers,
Dolphins, and Dreams
. 1994, p. 6). Asimismo, Castells lo
analiza en "El yo en la sociedad infromacional" (1998, I, pp.
48=51).

[41] – En este sentido Castells resalta el hecho
que en "nuestras sociedades se estructuran cada vez más en
torno a una oposición bipolar entre la red y el yo"
(Castells: 1998, II, 29).


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Miguel-Héctor
Fernández-Carrión

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